miércoles, 29 de junio de 2016

ESTRUCTURA Y ROLES EN LA FOGATA SCOUT

La importancia de la fogata en el programa scout es ampliamente reconocida y defendida en todo el universo scout, sin embargo así como tantas situaciones en el movimiento, se presentan grandes diferencias en cuanto procedimientos y enfoques que se le dan a la luz de los programas de formación diseñados y ejecutados por los equipos de jefatura.
A continuación se presenta una estructura general para una fogata scout sin importar la edad de los participantes, el enfoque diferenciador lo proporciona el contexto de la unidad educativa (familia, manada, tropa, sociedad, clan). De igual manera se presentan los diferentes roles que según la tradición desarrollan tanto los niños como los adultos.
ESTRUCTURA GENERAL
En las fogatas se deben considerar dos variables, la energía y la solemnidad. La energía ha de ser alta al inicio del evento e ir decayendo hacia el final. En las fogatas con unidades infantiles esta variable juega a favor del programa, debido a las condiciones biológicas de los niños, estos tienden a perder energía rápidamente y más aún si se considera que la fogata scout se realiza el último día de campamento. En el caso de las unidades juveniles, es menester de la jefatura conseguir mediante la progresión de canciones, actos simbólicos, representaciones y  ceremonias conseguir que al final de la fogata todos los participantes tengan un nivel de energía bajo.
En cuanto a la solemnidad, esta inicia en un nivel bajo y al final de la fogata debe estar en el máximo. En las unidades infantiles se hace un poco más difícil que en las juveniles conseguir este cometido debido a al desarrollo cognitivo y la capacidad de abstracción, factores diferenciadores en las unidades scout. De esta manera a los equipos de jefatura de familia y manada se les presenta el reto de conseguir una disminución en el nivel energético de los niños y a la vez un incremento en la solemnidad, este reto resulta especialmente difícil si se considera el contexto de la fogata, es decir el campamento scout o las actividades del día. Para las unidades juveniles el equilibrio se podría considerar más asequible, sin embargo se corre el riesgo de no conseguir disminuir el nivel energético y en consecuencia se dificulta el cierre de la fogata y del programa del día y a la vez no se consigue la solemnidad necesaria para el acercamiento a la espiritualidad, la mística y demás objetivos trascendentales de la fogata.



La estructura que se presenta a continuación considera estas dos variables y pretende ofrecer a los equipos de jefatura cierta guía, es necesario aclarar que es la jefatura quien define las actividades, canciones, momentos, temas, etc., considerando tanto el contexto de la fogata (campamento, reunión) y las necesidades formativas de sus jóvenes y niños.
MOMENTO INICIAL: ENCENDIDO
El equipo de jefatura o un grupo de líderes o muchachos seleccionados deberán iniciar la fogata con un acto simbólico, en el cual se considere el contexto de la fogata. Se deben considerar las variables energía y solemnidad, el acto debe considerar que la energía de los participantes está en el máximo valor y su solemnidad es nula, por este motivo el encendido debería permitir cierto desfogue de energía por parte de los participantes y hacia el final de este momento inicial la solemnidad se debió incrementar. Se recomienda por lo tanto evitar monólogos excesivamente ceremoniosos o solemnes, pero tampoco se debe caer en la comedia como recurso único, este momento debe tener un final que invite a lo místico, a lo trascendental.
PRIMER BLOQUE DE CANCIONES
Luego del encendido la energía sigue alta y no se puede dejar caer muy rápido, el equilibrio se debe mantener, por este motivo el primer bloque de canciones deberán ser animadas, alegres, que permitan cierta desinhibición y soltura de los participantes. Dependiendo de la situación de la fogata se podrían considerar entre tres o cinco canciones o danzas.
RECONOCIMIENTOS-APLAUSOS
La fogata es un momento ideal para hacer reconocimientos o entrega de adelantos, siempre la fogata genera recordación y evoca los mejores recuerdos de campamento, durante la fogata se recomienda hacer entregas de reconocimientos, pero siempre después de cada reconocimiento se recomienda hacer algo que mantenga la energía o la concentración de los participantes. Los aplausos son un excelente recurso para este fin, pues mantienen la concentración y permiten en cierta medida evitar el aburrimiento que se podría generar al entregar en un solo momento todos los reconocimientos o adelantos.
SEGUNDO BLOQUE DE CANCIONES
Las canciones de fogata suaves deberán ir prevaleciendo y llevando la energía de los participantes hacia un nivel más bajo. En este bloque se pueden hacer entre dos a cuatro canciones suaves.
CINCO MINUTOS DEL JEFE
El jefe de grupo, jefe de unidad o director del evento deberá contar con un momento especial en la fogata, en este presentara una reflexión, una evaluación, una canción, lo que considera más apropiado. Este espacio permite a los adultos con mayor experiencia contar con el espacio de silencio, solemnidad y escucha para contagiar a sus hermanos menores del espíritu scout.
TERCER BLOQUE DE CANCIONES
Es el momento de sacar la guitarra, sentados uno junto al otro al calor ya no de las llamas sino de las brasas se perfila el final de un espacio de encuentro, alegría, hermandad. Se recomienda preparar canciones tradicionales, incluso se podría intercalar una canción con una historia significativa. Se deben alejar de las fogatas scout los cuentos que generen angustia en los muchachos, el espacio se debe aprovechar para hacer germinar el amor por el escultismo, la amistad y la hermandad.
CEREMONIA DE CIERRE
La fogata scout no puede terminar con la simple indicación de irse a dormir, se debe realizar algún acto simbólico, así como se abrió con entusiasmo se debe cerrar con agradecimiento y solemnidad, se pueden realizar oraciones o algún tipo de reflexión o canto corto.

ROLES EN LA FOGATA SCOUT
Así como se considera una estructura para asegurar el éxito de la fogata como recurso metodológico, se debe delimitar los roles de los agentes implicados en la actividad.
EL ROL DE LOS NIÑOS Y JÓVENES
Los participantes principales de la fogata, al igual que de toda la propuesta del escultismo son los niños y jóvenes. En consecuencia se debe propiciar un espacio de disfrute y de esparcimiento para estos, más que de trabajo y desgaste, aunque se recomienda aprovechar la fogata para que los niños y jóvenes preparen actos, comedias, cantos y demás posibles representaciones, se trata de un espacio único en el cual es posible reconocer y estimular sus habilidades artísticas, además sirve como instrumento para disminuir el temor al ridículo y al escenario; pero hay que tener cuidado de evitar violentarlos, se debe saber identificar las circunstancias que pueden determinar la participación o no de los muchachos en este tipo de representaciones.

LOS ROLES DE LOS JEFES SCOUT
Para el desarrollo adecuado del programa de fogata, la tradición define tres roles, fogatero, histrión y guardián de leyendas.
FOGATERO
Es el dirigente (o dirigentes) encargado del montaje físico de la fogata, es decir de la preparación y organización de la madera, combustible y demás asuntos logísticos necesarios para el encendido y mantenimiento del fuego durante toda la actividad. El fogatero tiene además la responsabilidad de velar por la seguridad de los niños y jóvenes, evitando que estos intervengan en el mantenimiento del fuego.
Este rol exige ciertas habilidades técnicas que se desarrollan y perfeccionan en cada fogata o actividades similares, es por esto que se trata de una preparación que no todos los dirigentes pueden tener, se espera entonces que el fogatero sea un papel que trasciende al campamento y haga parte de las habilidades personales de ciertos miembros del equipo de jefatura.
HISTRIÓN
El o los histriones son los encargados de la preparación de canciones y aplausos, intervienen y mantienen el equilibrio de la energía y la solemnidad. Los histriones deben preparar con antelación todas las canciones y presentarlas según una secuencia establecida, las canciones de una buena fogata no son improvisadas.
GUARDIÁN DE LEYENDAS
Este es otro rol que exige cierto talento y especialización. El guardián de leyendas tiene la responsabilidad de velar por el equilibrio de la fogata en todo su desarrollo, en primera instancia es el encargado del diseño y preparación del encendido en conjunto con el fogatero y si es el caso con el equipo especial que realizara un acto o representación. Seguidamente dará pie a las canciones y velara por el éxito de la propuesta de los histriones, debe tener la habilidad de intervenir y modificar la secuencia del programa de fogata si llega el caso. Además el guardián de leyendas en conjunto con el jefe de unidad o de grupo dirigirá la sección de reconocimientos, y por ultimo realizara la ceremonia de cierre.

PARA FINALIZAR
El desarrollo de una fogata depende de muchas situaciones, el contexto de la actividad, los participantes, la situación anímica, el equipo de jefatura, entre muchas más. Sin embargo una buena planificación y organización del programa de fogata reduce las incertidumbres y permite al equipo de jefatura un acercamiento al éxito de esta actividad tan importante dentro de la propuesta educativa de un campamento scout.

Como consideraciones finales cabe anotar el respeto que se le debe profesar a la fogata scout, no se trata de un fogón para cocinar, o de una hoguera para secar las prendas húmedas, se trata de un simbolismo, es una representación de la hermandad y del espíritu scout, es deber del adulto en el movimiento llevar estos simbolismos a las nuevas generaciones, estos pensamientos románticos son tal vez uno de los pilares del éxito del escultismo. La trascendentalidad, la espiritualidad y la capacidad de reflexión que se logra con este tipo de actividades difícilmente la juventud moderna la encontrara en otros espacios, es pues la obligación del jefe scout mantener la llama encendida y mostrarla tal cual es en un fuego que nos une.

jueves, 2 de junio de 2016

COMO SER UN JEFE SCOUT Y NO QUEMARSE EN EL INTENTO

En nuestra jerga el verbo quemarse se conjuga de manera constante con adjetivos como joven, inexperto, débil, tirano, solitario, manipulable, etc.
Un jefe realmente se puede quemar, y con esto me refiero a que se convierte en una baja más para el equipo de voluntarios que es el motor del movimiento scout; sin adultos voluntarios el escultismo no puede jugarse, los necesitamos para hacer real el gran juego a los chicos y chicas que acompañan, el adulto en el movimiento cambia vidas y permite que la fuerza vital del escultismo se perpetúe a sus muchachos y futuros jefes.
Las dificultades del jefe inexperto se pueden acumular y tarde o temprano se convierten en una
enfermedad crónica, que cual tumor debe ser extirpado o hace metástasis en el equipo, llevando a los grupos scouts a un desequilibrio crítico. Otra vía para las dificultades del jefe novel es convertirlas en lecciones, en servir a su formación integral y hacer de los errores fuentes de aprendizaje. Esta vía se hace realidad bajo una circunstancia: un compañero “mayor”, es decir otro jefe con experiencia que le permita identificar sus errores y convertirlos en aciertos para el futuro. El equipo de jefatura ideal tiene que tener en sus filas un “mayor”, ojo no un superior, se trata de un jefe que con sus experiencias, aciertos y desaciertos se le puede ver como una fuente de consulta, como un referente, más aún con la capacidad para intervenir en determinadas circunstancias que podrían desdibujar el fin del gran juego y llevar a vicios en el programa.
En el universo escultista, una de las supernovas es la humildad, cualidad innata del jefe ideal y del ciudadano que el movimiento quiere formar. Sin la humildad no se entiende el paisaje que nos pintó BP en Brownsea. Para comprender esta condicionante de la personalidad del jefe ideal empezare por decir que NO es la humildad. La humildad no es esconder nuestras habilidades, la humildad no es tratar de pasar desapercibido. La humildad es el resultado más brillante del autoconocimiento y del autocontrol, al reconocer lo que sabemos y lo que somos, podemos ver con claridad lo que no sabemos y lo que queremos llegar a ser, más aún podemos ver con mayor claridad al OTRO. La humildad nos permite actuar como reales apoyos a la formación de nuestros muchachos y de nuestros compañeros de jefatura. Para terminar este argumento de la humildad mencionare que ocurre si no tenemos humildad: pues tendríamos una venda en la ojos, no reconocemos al compañero jefe como par, no vemos la realidad de los chicos y chicas, no los podemos entender pues simplemente no nos conocemos a nosotros mismos, peor aún la ausencia de humildad nos lleva a hacernos una falsa imagen de nosotros mismos. Un jefe sin humildad no admite sus faltas, no reconoce su contexto así este le golpee en la cara, no hay fuerza capaz de derribar de sus ideas y de su proceder a un jefe que no tenga humildad, simplemente no puede, y lo más doloroso es que solo él, desde su intimidad y su reflexión podrá hacer germinar la humildad y de esta manera hacerse con una idea cercana a la realidad de su contexto.
El camino hacia la hoguera del jefe es la falta de humildad y la ausencia de compañeros “mayores”, es decir la soledad.
 Para ser un jefe scout y no quemarse en el intento basta con ubicarse en un equipo de jefatura, tener a la vista la experiencia y reconocerla y hacer de la humildad el bastón, la labor del adulto voluntario en el movimiento está lleno de alegría y grandes recompensas, pero hay que recorrerlo bien y jamás perder de vista la utopía de la educación ideal, del sueño perfecto en el que nos formamos jugando, en el que la acción en medio de la camaradería y la alegría jovial son las llaves para creer que se puede cambiar el mundo.